Joan Ramón Gispert (IRTA, Instituto de Investigación en Tecnologías Agroalimentarias, España)
El agua y los nutrientes constituyen los combustibles más potentes que poseen los cultivos para alcanzar su máximo potencial productivo. Ambos factores no pueden ser considerados como entes independientes entre sí sino, muy al contrario, como factores complementarios de efecto sinérgico. Es a través del agua como los nutrientes se incorporan a la planta para generar, a su vez, un mayor crecimiento vegetativo, productivo y de tamaño del fruto que requerirá una mayor demanda de agua. Por tanto, es fundamental establecer este criterio de interdependencia entre riego y fertilización si se pretende alcanzar una mejor respuesta del cultivo.
Manejar el riego y la fertilización de una manera eficiente requiere disponer de ciertos conocimientos técnicos relacionados con la climatología, la fisiología, la edafología, así como de un cierto sentido de observación y cuidado del sistema de riego por parte del empresario. En la medida que se alcance el equilibrio de estos cuatro pilares (clima, cultivo, suelo y manejo) se conseguirá un mayor o menor acercamiento al máximo potencial productivo.
El uso del riego y la nutrición mineral para los cultivos del nogal y el avellano requiere un tratamiento pormenorizado para cada uno de ellos. Su distinto porte, su diferente aspecto anatómico, su fructificación y su diferente comportamiento fisiológico crean aptitudes, actitudes y necesidades claramente diferenciadas.
Manejo del cultivo de avellanos en producción
Mercè Rovira (IRTA España)
Para el manejo de las plantaciones de avellano hay que tener presentes una serie de prácticas culturales que permitirán obtener buenas producciones.
En los países donde el avellano es un cultivo tradicional (Turquía, Italia y España), la mayoría de las plantaciones se realizan en mata, aprovechando la capacidad de la especie de emitir rebrotes. Sin embargo, este tipo de plantaciones no son rentables. Se recomienda la plantación a un solo pie, formando el árbol en vaso, y manteniendo limpio alrededor del pie, para favorecer la recolección mecanizada. El mantenimiento del suelo se realiza mediante el empleo de herbicidas bajo las copas de los avellanos para frenar el desarrollo de los rebrotes, facilitando así su eliminación en invierno, y el laboreo mecánico, o cubierta verde, entre las líneas de los árboles.
La poda importante es la de formación, durante los 2-3 primeros años de la plantación, y los siguientes años solamente con realizar unos aclareos de las ramas, o podas ligeras, ya es suficiente.
Las necesidades de agua son particularmente elevadas durante el período que abarca el crecimiento vegetativo, la inducción floral y el desarrollo de la avellana (de mayo a septiembre). El sistema de riego más empleado es el localizado (goteo, microtubo, microaspersión, etc).
Experiencias provinciales en nogalicultura
Juan Colica – Dante Carabajal (INTA Catamarca)
La nogalicultura regional ha experimentado en las últimas tres décadas, un proceso de cambio significativo, caracterizado por la modernización del cultivo mediante la adopción sistemática y gradual de tecnologías apropiadas y que se describen a continuación:
Reconversión varietal: fue la etapa determinante para el mejoramiento integral del cultivo del nogal en la región. Este proceso marcó un antes y un después en el desarrollo de la actividad. Antes de la década del 80, la mayoría de las plantaciones estaban conformadas por plantas de semilla, de muy bajos niveles productivos, con deficiente manejo de poda, riego, sanidad, fertilización y de muy baja calidad, con la consiguiente baja o nula rentabilidad del cultivo. Desde el comienzo de este proceso hasta la fecha, según datos oficiales, se han reconvertido entre 120.000 a 130.000 plantas adultas, que cambiaron significativamente la productividad y la calidad de las nueces.
Manejo de plagas: fue un segundo factor de importancia para el desarrollo de la nueva nogalicultura. Desde el nulo control, pasando por la intervención de instituciones públicas con las llamadas “campañas fitosanitarias” de carácter masivo, basándose exclusivamente en el control químico con productos organofosforados y bajo la modalidad de aplicaciones con fecha calendario. En la actualidad ha cambiado radicalmente la modalidad del manejo, basándose en un enfoque de manejo integral de plagas, desde el empleo de plantas sanas, variedades de menor susceptibilidad, adopción de prácticas culturales, monitoreo de plagas mediante trampas de feromonas sexuales, determinación de biofix de la plaga carpocapsa, empleo de maquinarias de mejor eficiencia de aplicación y utilización de productos de bajo impacto ambiental.
Intensificación del cultivo: tanto por intercalado de plantas en plantaciones existentes como en nuevas plantaciones conducidas en marcos más estrechos, pasando de 70 a 204 plantas por ha. de promedio. Vinculada a esta práctica, se relaciona la incorporación exclusiva de materiales genéticos tanto obtenidos por INTA Catamarca como introducidos.
Mecanización: la escasa disponibilidad de mano de obra en calidad y cantidad, sumada a las presiones fiscales y gremiales, han llevado a una progresiva mecanización de los trabajos, principalmente desmalezado, empleo de herbicidas, podadoras de altura y cosechadoras tipo vibradoras tanto portátiles como montadas en tractor.
Viverismo: como consecuencia de la gran demanda de plantas de nogal, la actividad viverística ha crecido significativamente pasando de un solo vivero en la década del 60 (Cooperadora INTA Catamarca) a aproximadamente 20 viveros monitoreados y fiscalizados por Organismos públicos en la actualidad. La producción de plantas se realiza actualmente con mayor exigencia y rigor en cuanto a calidad sanitaria y garantía varietal.
Riego: en este aspecto los avances han sido muy importantes en cuanto a adopción de sistemas presurización y mejoras de eficiencia en riego por gravedad. Ha sido trascendental la intervención de INTA Catamarca para el desarrollo de un módulo demostrativo de almacenamiento y distribución presurizada del agua con entrega en base a la demanda del cultivo, en un distrito de riego tradicional que involucra alrededor de 70 ha. de nogal en producción. Actualmente se observa una tendencia creciente a la adopción de riego por goteo y/o sistematización de fincas para riego por gravedad.
Poscosecha: existe un marcado interés y gran demanda en los trabajos de acondicionamiento, tipificación, control de plagas y conservación de la nuez. Así en los últimos tres años, se construyeron al menos 5 plantas de acopio, procesado y conservación de nuez.
Como corolario de lo enunciado cabe destacar, no solo el incremento en los volúmenes de producción a nivel regional, sino también en la notable mejora en la calidad de la nuez en la región. Y no es de exagerar, que estas calidades se ajustan plenamente a las exigencias de los mercados internacionales; de hecho, se incrementan año a año el número de contenedores de nueces en cáscara que se exportan a Europa y los volúmenes que se adquieren a nivel de pequeños productores, por parte de acopiadores que luego los destinan a exportación.
Cosecha y poscosecha de nueces
Luis Iannamico (INTA Alto Valle) - Federico Argumedo (Universidad Nacional de Cuyo)
Tradicionalmente la recolección de frutos de nogal se ha hecho manualmente y, aún hoy, la mayor parte de las producciones mundiales todavía se sigue cosechando a mano. El encarecimiento de los costos de esta tarea, la menor disponibilidad de mano de obra en casi todos los países para este trabajo, así como la mayor demora en levantar las cosechas, ha hecho que se hagan esfuerzos para desarrollar dispositivos mecánicos de recolección.
En Argentina, la cosecha de nueces, dependiendo de las distintas regiones y variedades, puede comenzar a fines de febrero y extenderse hasta el mes de mayo, e incluso en la Patagonia hasta el mes de junio, ya que la temporada de mayor humedad y precipitaciones retrasa esta labor.
El método de “vareo” – provocar la caída de la nuez mediante un golpe con una vara- es el mas tradicionalmente usado, procediendo luego a recolectar las nueces del piso. Se calcula que así, una persona puede cosechas de 80 a 120 kg de nueces/día.
La mecanización de la cosecha puede variar según el tipo de maquina/s que se utilicen. En todos los casos, el paso inicial es un vibrado o sacudido del árbol, para lo cual existen vibradores o “shakers” de muy variable funcionamiento y tamaño: desde manuales portados por un operario, pequeños y “a cable” adosados a la toma de fuerza de un tractor, y los tradicionales que pueden acoplarse a tractores o autopropulsados.
La etapa posterior de recolección del suelo de las nueces “vibradas” puede realizarse previa conformación de andanas o directamente, existiendo máquinas que vibran y recogen mediante “paraguas” los frutos sin que toquen el suelo, con las consiguientes ventajas.
En la conferencia también se abordó el tema de la poscosecha como parte del proceso productivo, el despelonado, el objetivo del comienzo anticipado de la cosecha (calidad y seguridad) y las diferentes etapas de acondicionamiento de la nuez: prelavado, secado, calibrado y almacenaje.
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